Crónica del taller con
Mario Napoli
Madrid, 18 y 19 de Abril
de 2015
Por Luz Ruiz
El taller da comienzo
como es habitual con un calentamiento que consiste en la práctica
del ejercicio de balanceo del cuerpo, conocido como “la campana”,
movimiento al que Mario le da mucha importancia, ya que en él, dice,
está representado al completo el movimiento en oposición del
cuerpo. Mientras una energía va hacia adelante, la otra retrocede,
cuando una energía va hacia la derecha, la otra, al mismo tiempo va
hacia la izquierda.
Durante la ejecución de
éste ejercicio, Mario nos explica que el movimiento es activado por
la espalda y no es la cadera la que impulsa los brazos. Nos ayuda
compartiendo las palabras que su maestro usaba para enseñarle éste
principio: “Mario, la fuerza, se distribuye desde la espalda hacia
los brazos”. En aquel momento, él, no podía comprender bien que
significaba ésto, pero un tiempo después, comenzó a realizar la
forma imaginando a un adversario de Judo, siempre pensando en “tirar”
o “empujar”, y así lo pudo entender.
A continuación y ya bien
calentitos, realizamos unas versiones del saludo al sol de la escuela
de Hatha yoga, según su Maestro Suazi Buaji. Según Mario,
complemento perfecto para el practicante de Tai Chi, por la
profundidad de los estiramientos y el trabajo integral del cuerpo.
Y para finalizar
realizamos otro ejercicio
también muy interesante para el fortalecimiento de las piernas y el
equilibrio interno del cuerpo, semisentadillas contra la pered,
(isométricos), o como el le llama “Muro”.
Posteriormente,
comenzamos con el programa del taiji, la mañana será un
monográfico sobre Nei-Gong,
donde Mario, cronómetro en mano, nos va desgranando poco a poco los
secretos de cada postura.
Pero
si hay un factor constante en el desarrollo de éste taller es la
palabra “Arte” y
su asociación al concepto de marcial y por consiguiente al arte
del Taijiquan. Concepto éste, que Mario nos recordará varias veces
a lo largo del fin de semana.
Según
la RAE, la palabra Arte, tiene entre otras acepciones, las
siguientes:
1-
La virtud, disposición y habilidad para hacer algo.
2-
Manifestación
de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión
personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con
recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
La primera postura, es
“elevar las manos”: La energía o la fuerza de las
manos, sube hacia arriba y hacia afuera, mientras que la parte
inferior del cuerpo, va hacia abajo, penetrando la tierra con los
pies, de ésta forma se dividen las fuerzas (arriba y abajo),
tratando de buscar el estiramiento en la postura.
Mario, tras observar
nuestra lucha particular por encontrar el punto exacto o al menos lo
más aproximado posible a la posición idónea, nos dice que el
“Taiji verdadero es dejar tranquila la cabeza, practicar con el
cuerpo sin escuchar la cabeza, dejando fluir los movimientos”, para
que entendamos bien éste concepto, lo asemeja al niño que aprende a
montar en bicicleta. Al principio, es necesario que su padre le
acompañe, le guíe y le ayude en su aprendizaje, pero una vez que ha
conseguido mantenerse en equilibrio sobre la bicicleta, el cuerpo, es
capaz de recordar ese aprendizaje, entonces, poco a poco, su
practica, será desarrollada por el niño, podrá aprender a soltar
manos, a dar piruetas, o hacer equilibrios, pero ya no será
necesario que vaya de la mano de su padre. En el taiji, una vez que
has aprendido a “caminar”, tienes que dejar fluir, buscar la ola,
la cascada y desarrollar tu taiji.
Mario comparte con
nosotros otra experiencia personal acerca de su práctica de la forma
de Taiji.
Nos cuenta que durante
una jornada de trabajo durante un invierno en Nueva York, en la que
el frío le hacía temblar todo el cuerpo, no sabía que hacer, para
dejar de temblar, así que sin demasiada confianza, decidió empezar
a realizar la forma de taiji, y poco a poco los temblores cesaron y
ya no sintió frío. (se olvidó de él).
Su conclusión, es que
dejando tranquila la cabeza, la forma va fluyendo y no debe ser tan
importante, si está bien o mal hecha, sólo dejarla fluir. Por eso,
cuando comenzamos la forma, involuntariamente, nuestra mente, ya sabe
cual es el final de la práctica (el último movimiento de la forma),
eso condicionará nuestra práctica, así que según Mario, es más
interesante realizar solo un trozo de la forma, 3 o 4 movimientos
solamente, usar un cronómetro y repetir indefinidamente, comenzar
por un movimiento cualquiera y parar en otro al azar. Ésta forma de
trabajar liberara la mente, ya que no hay un principio ni un final,
sólo práctica.
Pasamos al siguiente
movimiento: “apertura” o “Despertar el Chi”.
Mario piensa, que éste es un movimiento clave para entender el
funcionamiento de toda la forma, a partir de él, podemos descubrir
la mecánica de la forma, por eso, nos recomienda practicarlo a
diario y durante 6 meses por un tiempo de 30 minutos. Al realizarlo,
debemos imaginar que no hay una voluntad de subir las manos, ellas
suben porque “flotan” y nosotros solo las observamos, cuando las
manos bajan, “no planean”
sólo, el aire las sostiene.
Los
siguientes movimientos son “coger
la cola del gorrión”
a la derecha y a la izquierda. Mario nos recuerda que lo más
importante de todos los movimientos es la preparación del mismo, y
nos insiste en que seamos conscientes de las tres fases del
movimiento: Relajar,
Preparar y Accionar.
Relajar:
Es muy importante relajar completamente el cuerpo en ésta fase. No
importa, cuanto te has relajado, porque siempre, puedes relajar más
Preparar:
No hay que tener ninguna prisa en la preparación, “la preparación
te habla” dice Mario. También es imprescindible colocar la idea
en la mente, el cuerpo sabrá lo que tiene que hacer, si previamente,
hemos decidido hacia donde queremos ir. Así, antes de ir hacia
arriba, bajamos y antes de ir a la derecha, vamos a la izquierda,
ésta regla, libera las articulaciones que a su vez, liberan el
cuerpo, porque si las articulaciones están bloqueadas, el cuerpo
entero también lo estará. Si el paso que vamos a dar es pequeño,
la preparación será completa, porque la preparación, está
relacionada con la eficacia del movimiento y no con el tamaño del
mismo. No importa cuanto te has preparado, porque siempre puedes
prepararte mejor.
Accionar:
Es el desenlace final de las dos fases anteriores, ya sea golpear,
desviar, empujar, etc. se simplifica en una sola acción: Saltar.
Estas tres fases, se encadenan la última con la primera, formando
una secuencia continua durante toda la forma.
Todos los movimientos en la forma han de ser fluidos y redondos, en
progresión y regresión continua, sin detener el movimiento en el
Yang ni en el Yin: …..70% 80% 90% 100% 90% 80% 70%.......
Seguidamente, Mario nos habla durante un buen rato acerca de las
direcciones de la energía en la forma y de cómo con un movimiento
del cuerpo, se puede generar un cambio de dirección de la energía,
aún cuando ésta está en movimiento y lleva ya una dirección.
La
bella muchacha en el telar: Son
dos fuerzas opuestas, y no hay que dejarse engañar por las
posiciones de los brazos, que pueden confundir las direcciones de los
mismos.
Por
la tarde, el programa se centrará en las cuatro energías: Peng,
Lu, Chi, An. (Rechazar,
estirar, presionar con ambas manos y hundir).
Comenzamos con un ejercicio de tuishou, para aplicar las cuatro
energías, pronto nos encontramos con dificultades para llevar a cabo
un trabajo aceptable.
En el movimiento Peng, hay que comenzar el movimiento con el
cuerpo, justo al sentir al compañero (no con las manos),
entendiendo por sentir estar muy alerta a sus cambios incluso sin que
éste haya iniciado el movimiento. Este reflejo, lo controla el
sistema nervioso parasimpático del cuerpo, que se encarga de las
acciones involuntarias de los músculos, entre otras funciones.
Mario debe haber visto nuestras caras de “¿Y eso como se hace?”,
porque nos dice que el empuje hay que practicarlo no solo a
diario, sino varias veces al día.
Y entender que mucho más importante que empujar, es impedir al
compañero penetrar en tu espacio, al mismo tiempo buscando la
oportunidad para entrar en el suyo y Neutralizar su acción. Esta
práctica, nos llevará el resto de la tarde.
19 /04/ 2015
Comenzamos con el calentamiento acostumbrado y a continuación
realizamos la forma corta de CMC. Mario observa nuestros movimientos
y nos vuelve a recordar, que los brazos son dirigidos por la
espalda y que las piernas, son dirigidas por la cadera y la zona
lumbar. Utiliza el ejemplo de la anatomía de un oso, ya que
éste animal utiliza sus brazos para realizar sus ataques, así que
está dotado de una gran espalda, que aportará movimientos eficaces
y de gran energía a los brazos.
Una vez concluida la forma, comenzamos de nuevo con Nei gong,
controlados por la mirada de Mario y su cronómetro, durante ésta
parte del taller, Mario, va acercándose a aquellos que necesitamos
ajustar la posición o dirigiendo la palabra exacta a la persona que
necesita sólo que le recuerden su desajuste.
Para
ilustrar un poco mejor el trabajo del Nei gong, os aporto la
definición que hace de él la revista Taijiquan:
“El
Neikung (Neigong), es un conjunto de técnicas y métodos
especializados de las artes marciales que se realizan para entrenar
el interior del cuerpo humano con objeto de alcanzar la fuerza
interna y externa. Entrena de forma específica aspectos internos
del cuerpo humano. Intención (yi nian), Respiración ([qi xi),
órganos y entrañas (zhang fu), meridianos (jing luo), circulación
sanguínea (xue mai) con objeto de alcanzar fuerza interna (nei
zhuang).
“El
Neikung del Tai Chi Chuan (Taijiquan)
busca fortalecer el cuerpo y la mente para que sean eficientes en la
lucha. Esto se realiza preparando los tres elementos internos, Jing,
Chi (Qi)
y Shen
con
objeto de alcanzar una estructura corporal que responda con precisión
a la intención y una conciencia relajada y alerta que sepa manejar
el conflicto”.
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